Loky y su Ondina por José Mejías - Primer puesto concurso Escritores Universales
Loky era un joven que vivía en un
sanatorio mental, él era un tipo fuera de lo común, tenía la convicción de que
podía comunicarse con lo inerte, y además, habían entes que lo perseguían,
estaba demasiado apegado a las historias griegas narradas en sus libros, pasaba
días encerrado a solas leyendo grandes historias; tenía la certeza de que eran
reales, estaba fuertemente atraído por las referidas a las ondinas, esos seres
mitológicos de belleza extraordinaria y con encantos de doncella, según la
mitología griega eran los guardianas de las aguas. Loky estaba convencido de
que un día encontraría a su amada Ondina.
Una tarde, cuando el sol daba sus últimas
radiaciones, él paseaba por un extenso jardín de flores coloridas y muy
perfumadas, caminaba y se iba introduciendo en las hojas de un libro, tan
abstraído estaba que se equivocó de camino y al darse cuenta de su error, el
joven Loky quiso regresar, pero le fue imposible porque al dirigirse sobre sus
pasos, se encontró con algo que lo dejó perplejo. Sus pupilas brillaron con
mucha intensidad y su mandíbula se desencajó de la emoción. Situada frente a él
se hallaba la estatua de una Ondina, de tal belleza que ningún mortal podría
escapar de su embrujo. Tiró el libro y se postró a sus pies, los besó como si
el mundo fuese acabar en ese mismo instante, murmuraba canciones de amor
eterno, entre poemas atropellando rimas y confundiendo versos. Estaba
convencido de haber encontrado el amor victorioso con una Ondina perfecta,
única. Y desde ese día, las visitas a la estatua se hicieron frecuentes y
siempre con el mismo fervor acompañado de una rosa de amor.
Loky tenía antecedentes muy negativos, una
vez se enamoró de una rosa muy hermosa que frecuentaba con la misma asiduidad,
la regaba y le traía poemas, pero un día un tipo se acercó de mal genio y de
forma inhumana, le arrancó pétalo a pétalo, desnudándola y posteriormente, la
decapitó. Loky muy enfadado se acercó a él y lo apuñaló con el lápiz en los
ojos sin compasión alguna, dejando unas cuencas vacías y ensangrentadas. Loky
era muy fiel a sus convicciones y no había sobre la tierra persona capaz de
persuadirlo. Él estaba loco de amor por la Ondina, perdido entre las curvas de
aquella silueta femenina y aquel poyete de la fuente se convirtió en el mejor
lugar del mundo.
Loky construía su realidad, hacía mucho tiempo que no tomaba su medicación y tenía las paranoias descontroladas, no asistía a terapia, se saltaba las comidas y la ducha dejó de pisarla. Se sentaba y como un perro guardián protegía a aquella figura de mármol, con tal ferocidad que mostraba las fauces sin más.
Lía era la directora de aquel centro de
rehabilitación, y como en toda buena historia tiene que haber un villano
perverso, pues Lía era perfecta para el papel. Ella odiaba febrilmente a Loky e
intentaba de continuo provocarle sufrimiento. Y planeó romper esa relación
entre el muchacho y la estatua.
Una tarde, mientras Loky recitaba
apasionados poemas a su Ondina, Lía se acercó junto a otros enfermeros y lo
tomaron con rudeza, el chico gritaba y se debatía, y la perversa Lía reía a
carcajadas con la maldad reflejada en su cara, era una mujer despreciable.
Mientras lo sujetaban le golpeaba el rostro y luego dio señales a uno de los
enfermeros para que trajera un mazo muy grande y con él, empezó a aporrear la
estatua de la Ondina. Loky gritó y gritó, hasta que de puro dolor se le rompió
el corazón, y sin corazón que latiera, se desmayó.
Loky despertó
sin cordura y sin corazón, miró a su alrededor, estaba solo en un cuarto
cerrado, atado con una camisa de fuerza innecesaria porque no se resistía, todo
había perdido sentido, le habían rebatado lo que más amaba y sus males no
tenían solución. Pensó en vengarse, tenía sed de venganza
y entonces, ideó un plan, un maravilloso y maquiavélico plan que estaba
convencidísimo de que funcionaría. Él era un maestro del engaño y con su
apariencia atractiva, porque era apuesto de verdad, lo pondría en práctica.
Cuando la sala
se llenaba de oscuridad, el ruido al abrirse la puerta le indicó qué era la
hora de cenar y vio a Lucía, la enfermera, que desde lejos y temblorosa le
ofrecía el plato. Él con delicadeza la miraba insinuando
picardía y claro, ella quedó atrapada en aquellos bellos ojos grises. Él le pidió con persuasiva voz que se acercara para
alimentarlo, las palabras generaron confianza en aquella chica y se acercó con
lentitud, mientras sus piernas temblaban de miedo porque bien conocía a Loky.
Estando frente a él, tan cerca, sintió su atractivo y le ofreció con coquetería
los alimentos que llevaba a una boca, que sensualmente los cogía entre sus
labios, Lucía ante aquel despliegue de erotismo, quedó atrapada. Loky
con su magnetismo, le pidió que lo soltara que no le haría daño. Una vez liberado, se levantó, tomó con fuerza a la chica
y le rompió el cuello, Lucía se desvaneció con un ruido sordo en el suelo.
Loky se
apresuró, tomo las llaves del cadáver y salió del pequeño cuarto, se dirigió al
centro de control de energía y desconectó la electricidad de todo el recinto,
dejándolo a oscuras. El conocía sobradamente
aquellos pasillos, largos y verdes. Corrió en silencio hasta la oficina del
guarda, éste dormía sentado en una silla y sin dudarlo, lo tomó por el cuello,
también lo retorció. Cogió una de las armas de los guardias y continuo su viaje
por aquel pasillo, repartía tiros a diestro y siniestro, fue una masacre, la
sangre de los cadáveres corría como ríos por los baldosines del suelo. Loky
asesinó a todos los mortales del centro de rehabilitación, por fin había podido
culminar su venganza, su amada Ondina podría descansar en paz, sonrió al principio,
rió a carcajadas sin poder parar al pensar en lo fácil que hubiese sido si le
hubiesen dejado vivir su amor con la Ondina.
Después se
dejó de reír y se sintió solo en aquel pasillo impersonal, solo en el mundo y
se dio cuenta de que nada tenía sentido, y empezó a oír voces que se mezclaban
hasta formar murmullos que no entendía y una desesperación se apoderó de él,
quería acallarlas y se golpeaba la cabeza contra la pared, una y otra, una y
otra vez. No callaban, con manos temblorosas cogió el arma, sudaba, todos los
Escritores Universales y los raritos de Diversus se reunían contentos y le
llamaban, le decían que no se fuera que lo querían, sintió a su corazón latir,
cada vez más fuerte, el sudor caía por su espalda, dejó de escucharlos porque
el recuerdo de su amada Ondina le llegó de nuevo, con manos temblorosas se
llevó el arma a la sien y apretó el gatillo. Sus ojos se cerraron para siempre.
El joven Loky
no murió solo, se llevó consigo a todos los del centro gracias a la envidia,
pudo haber sido tan feliz junto a su Ondina y llenar hojas y hojas de un libro
con una linda historia de amor, pero ahora no pasará, porque quedará como la
peor persona del mundo, será un asesino para la eternidad, pero tú y yo sabemos
que eso no fue así. Loky fue un tipo extraordinario, amante de historias, con
mucha imaginación y la gran necesidad de amar y ser amado, pero la inexorable
capacidad de las instituciones de atender este tipo de enfermedades como corresponde
se encargaron de condenar.
José Mejías
Ay, Gato, la primera vez que lo leí pasé de la risa a la tristeza, asombrada porque ni me di cuenta de esa transformación. Haces magia, compañero, así que no dejes de escribir porque sería una gran pérdida para el mundo.
ResponderEliminarMerecido primer puesto, muchas felicidades. Enhorabuena.
Un abrazo.
Muchas gracias señorita Laura, me da mucha alegría saber que le a encantado, mi primer relato y me siento feliz, muchas gracias por el apoyo...
EliminarDesde luego, Gato, con este relato metes el dedo en la llaga. Da que pensar. Mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias amigo, que sería de mi sin su ayuda, me siento feliz al haber coincidido con ustedes, Revista Diversus, la mejor...
EliminarEs estupendo, no hagas caso de nadie: escribe y aprende, podrías ser un Stephen King. Ánimo.
ResponderEliminarConxita.
Hola Gato, un gran relato que he leído con placer, los oscuros recovecos de la mente humana, como un absurdo acto puede desencadenar una tormenta en la mente de una persona. Un gran trabajo querido amigo, sigue así. Un saludo cordial.
ResponderEliminarAtentamente tuyo
Benjamín
Gato me ha gustado el relato, terminé queriendo a Loky. Espero seguir leyendote. Un fuerte abrazo. Felicidades.
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