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Mostrando entradas de junio, 2021

Hogar de Oscuridad y Monstruos por Klibeidys Faez M.

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  Edgewater Medical Center, en el 5700 N Ashland Ave. Chicago Illinois 20 de Junio de 2019 10:15 AM   La cabeza estaba matándola, tenía los párpados pesados y le dolía gran parte del cuerpo, el volver a la consciencia le estaba costando un poco. Le llevó un par de segundos poder abrir los ojos, y unos cuantos minutos dejar de ver las manchas borrosas a su alrededor. ¿Dónde estoy? ¿Qué lugar era ese? Por mucho que lo intentaba, no recordaba nada. Se incorporó de golpe una vez fue un poco más consciente de su entorno y su mente empezó a trabajar, quedó sentada en la sucia camilla donde se encontraba en lo que parecía ser una vieja sala de rayos X, la luz entraba por la gran ventana que tenía detrás dándole al lugar un aspecto de lo más sombrío ¿Por qué estaba ahí y qué le había pasado? ¿Por qué su cuerpo le dolía de esa forma? Comenzó a pasar sus manos por todo su contorno buscando algún rastro de heridas, hasta que su diestra rozó su costado, y sí, fue consciente del líquido vi

Preguntas por César Zetina Peñaloza

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  Sombra irrumpe el sueño, se queda, se adueña de la triste psique nunca consistente.   Sombra, es su porte, Duda, es su nombre. César Zetina Peñaloza

Haikus por César Zetina Peñaloza

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  Haiku IV.   Melancólico el tejedor del tiempo sigue su labor.                                                                                                                                                                  Haiku V.                                                                                En el sosiego                                                                              las palabras no dichas                                                                              mueven corazón. Haiku VI.   En el invierno el cerezo deshoja, no se entristece. César Zetina Peñaloza

La triste realidad por Benjamín J. M.

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  La despedida   Pasillos tan largos como cortas eran las vidas de los que habitaban en ellas, de un blanco envejecido, casi gris, ocupados por trajes sin cuerpo que se movían a pesar suyo de un lado para otro, sin alma, enmascarados, como autómatas desorientados. Miradas perdidas que buscaban respuestas imposibles de encontrar. Universos de dolor y sufrimiento que uno se cruzaba sin apenas levantar la mirada. El silencio de aquellas plantas encogía el corazón, la esperanza habían dejado de existir, únicamente quedaba lo inevitable, mientras abrazaban obligados y aterrorizados, a la maldita, cruel y fría resignación. Sacar fuerzas de donde solo quedaba un inmenso cansancio, sonreír o al menos intentarlo, se había convertido en una tortura, no lograba recordar cuando estabas bien, todo se reducía a la espera. Me ahogaba en mis pensamientos y sensaciones, incapaz, cobarde y sin fuerzas para mirar a los ojos y admitir, o al menos decir la verdad. Tus ojos brillaron feroces al ve

Navidad en el hospital por Isabel Vásquez - Tercer puesto concurso Escritores Universales

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  Navidad en el hospital   Era una Nochebuena tranquila, llena de emociones porque era la primera vez que Mary, recibiría la navidad junto a sus padres, pero casi al promediar las once de la noche sucedió algo inesperado, repentino. Su madre se quejó de un intenso dolor de cabeza al punto de gritar de dolor, segundos después se desmayó. Esto paralizó a Mary, dando luego unos gritos de angustia y de dolor ante la mirada atónita de su padre. Presintió por un momento que su mundo se detenía al presenciar el desmayo sorpresivo   de su madre. Sintió que todos los temores y angustias que antes habían existido en su vida, se hacían minúsculos comparados con ese momento monstruoso que les tocó vivir, ese momento en el que crees que nada tiene sentido, ese instante donde ella apreció que nada valía la pena si su madre moría. Pasaron unos minutos antes de que su madre volviera en sí, mientras esperaban a la ambulancia, le rogaba a todos los santos, dioses, fuerzas omnipotentes, que su ma

Un brindis por Daniel Barrios (Jacke)

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Universo inhalante, somos semejantes, somos versos libertarios para un digno universo paralelo, líneas rectas, un brindis para el cielo, por los de abajo y por los de arriba, para los de la fosa y para los del reino, para los creyentes y los neutros, por almas en pena, y por los que descansan. Y con esta copa llena de un vino seco, un pequeño contenido de azúcar, un vino común, seguramente en un universo distante habrá uno con menos contenido, si es así, lleguemos a una perpendicularidad, conoceremos nuestro otro yo, y en nuestro fin, conocer esas almas ausentes que nos acompañan en nuestra rutina diaria. ¡Salud!   Daniel Barrios/Jacke

Tu nombre, sus nombres por Laura Mir

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  En esta larga vigilia sin sueños, a veces asesino sin remedio, y muchas otras muero al impacto de las balas invisibles que esta guerra encubierta dispara. Cuánto dolor gratuito por pedazos ilusorios de conquista, demasiadas velas apagadas de los gritos solitarios que amagan de mi búsqueda frenética, tu nombre, extraño compañero, con sus nombres en los labios hasta la saciedad, trastabillo, tropiezo y caigo entre multitudes de tumbas abiertas. Tumbas y más tumbas abiertas sin nombre a mis pies, miles de heridas laceran mi alma ante tanta traición, de esa élite con obsesión por un poder mayor, deliran; y recibimos terror por doquier, es tanto el pánico, nos bombardean, que nos entregamos callados y sometidos para un mejor control. Comprendo y sucumbo, agonizo lento y sin fe, espero el consuelo sabiendo que no hay tregua. Salgo de mis fronteras hasta los confines de la tierra, con el baile de cifras colgando a mi espalda, me arrastro a causa del peso por veredas polvorientas, buscando t

El proyecto vintage - Primer premio Relato a Dúo FRASELETREANDO por Nora Biel y Laura Mir

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  Imposible creer lo que me decía, pensaba que tenía mi vida organizada, pero al parecer no era así. El facultativo, con voz átona,  me acababa de indicar que si quería sobrevivir, necesitaba un proyecto nuevo, lo suficientemente atractivo para que me llenara y de ese modo mantener mi atención desviada del problema, tanto estrés no era aconsejable. Aquella tarde salí de allí algo depresiva, sumida en mis pensamientos, intentando encontrar algo que me gustara para enfocarme de lleno, pero por muchas vueltas que le daba, no había forma. Hasta que entré en una tienda de segunda mano y descubrí las bicicletas vintage, es decir, ni nuevas ni tan viejas como para considerarlas antiguas. Estaba allí, era totalmente blanca, se las llamaba Capri de Capricho, y me enamoré perdidamente de ella. La entré en casa, después de quedar atascada entre las puertas internas del ascensor y sin posibilidad de abrir la exterior para maniobrar un poco y soltarme, al fin, con más fuerza que maña, y sin romper